A partir de los años 60 se produce paulatinamente la industrialización de las canteras.
El proyecto de electrificación de la sierra, elaborado por el joven ingeniero Carlos Gutiérrez supuso un hito importante, así como la llegada del aire comprimido.
La utilización de dinamita para cometer grandes “despizarres”, así como la llegada de las primeras retroexcavadoras, como la Jumbo de Tusa, facilitó en gran medida la retirada de los estériles.

Hoy en día, el explosivo normalmente utilizado es la Nagolita, más fácil de usar y más seguro, las retroexcavadoras han evolucionado mucho, y proliferan los autovolquetes como el dumper 773 de Caterpillar, capaz de cargar hasta 50 Tm.
Una vez se accede al filón de mármol, para separar los bloques de mármol de la montaña, se siguen utilizando técnicas anteriores como el aprovechamiento de las micro fisuras (“pelos”) y el uso de pólvora para “zoblar” los “levantes”, junto a rozadoras de cable adiamantado (“hilo de diamante”) introducidas a principios de los años 70.

La extracción de los bloques y su traslado a la placeta se facilitará enormemente con la llegada de las primeras palas, como las “Michigan” o las “Hanomag”.
La clasificación de los distintos productos en la placeta también variará. De los “cuadrejones” y “trucos” “escuadreados” a mazo y puntero, se pasará a los grandes bloques, llamados “masas” que se “escuadrean” con “hilo”, los bolos, más pequeños que los anteriores, y cuyo “escuadreo”, se lleva a cabo normalmente ya en la fábrica, y la piedra, subproducto procedente de los sobrantes y el mármol muy fisurado, que en la placeta se parten al tamaño adecuado para su tratamiento en el molino de piedra, mediante la retroexcavadora equipada con martillo hidráhulico (“ el pica pica”).
